martes, 26 de mayo de 2015

El Plástico: Un Peligro en Descontrol

El plástico es un material casi indispensable en la vida cotidiana. Lo utilizamos para la calefacción en nuestras casas, para hacer más livianos los autos y  computadores, conservar más fresca nuestra comida y asegurarnos la seguridad de las medicinas. También se usa el plástico en la producción de energía eólica y la solar. Inclusive, en los lugares donde menos te imaginarías, el plástico está presente, siendo el lugar más sorprendente nuestro propio cuerpo.

Inventado en 1909 por el químico norteamericano Leo Hendrik Baekeland, el plástico es el primer material totalmente sintético creado por el hombre en base a moléculas que vienen del petróleo, que al ser sometidas a calor y presión se unen en cadenas de moléculas llamadas polímeros. Su gran ventaja es su flexibilidad, resistencia, liviandad y poder aislante. Por su bajo costo ayudó a abaratar el consumo masivo de bienes como la ropa, la comida, la tecnología, la construcción y los insumos de hospital. El plástico es la tercera mayor industria de Estados Unidos y, en Chile, representa un 1,5% del PIB. Los chilenos, además, consumen 51 kilos de plástico per cápita, el más alto en Latinoamérica, aunque aún lejos de los 150 kilos per cápita de EE.UU. y los 136 al año en Europa.

Lo que tiene hoy muy preocupados a científicos y a las agencias reguladoras encargadas de asegurar la inofensividad de envases de este producto, como la FDA en Estados Unidos y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, son los más de 450 estudios que demuestran que algunos componentes comunes del plástico, como el bisfenol A y los ftalatos, tienen efectos tóxicos en el ser humano, incluso en dosis bajas, que hasta hace poco eran vistas sin mayor inquietud por la ciencia internacional.

El bisfenol A es un aditivo químico usado para endurecer los plásticos de policarbonato ocupados en algunas mamaderas y recipientes, en botellas plásticas, juguetes, sellantes dentales, DVD y también en la resina que cubre el interior de las latas. Hoy se sabe que al entrar al organismo tiene el efecto de un estrógeno sintético o disruptor endocrino, ya que se mimetiza con la hormona humana a través de  su reemplazo o bloqueo, alterando su metabolismo. También se ha comprobado que puede causar la reproducción de células cancerígenas, especialmente de cánceres relacionados con el sistema endocrino, como el de mamas y el de próstata.

La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria también está estudiando 450 investigaciones que identifican posibles efectos dañinos sobre el riñón, hígado y glándulas mamarias derivados de la exposición al BPA. En Chile, en cambio, la presencia de estos químicos en el plástico no está regulada ni ha sido estudiada.

Los otros aditivos muy usados en la industria del plástico y que según un estudio  que hizo en 2005 el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos pueden reducir la cantidad de espermios, son los ftalatos, químicos como el DEHP, el BBP y el DBP que hacen que el plástico sea suave y flexible. Están en gran cantidad en juguetes blandos como muñecas, gomas de borrar, pelotas o mordedores para bebés. También están en mangueras, cortinas de baño de vinilo y herramientas médicas como sondas y tubos de percusión intravenosa. Los maquillajes los incluyen entre sus ingredientes, sobre todo las cremas, jabones y shampoos para una textura más suave. Muchas pinturas también los tienen y la mayoría de los productos de limpieza para el hogar. O sea, están en todas partes y llegan al organismo principalmente a través de la inhalación, porque son volátiles. Pero también por la piel y a través de la comida. Lo grave es que la legislación en Chile y en varios países del mundo todavía no le toma el peso a este gran problema en desarrollo, mientras estudios como el del Imperial College London, en 2008, los asocian con infertilidad, pobre movilidad espermática, desarrollo prematuro de mamas, enfermedades de la tiroides y obesidad.

Ahora bien, el desafío no es solo el daño de este elemento, si no que el descontrol en la producción masiva de éste y el nivel de contaminación que produce. Para demostrar esto, un grupo de científicos de distintas universidades a lo largo de Estados Unidos se unieron para medir la cantidad de residuos plásticos que habían llegado al mar en un año específico y luego hacer un pronóstico para los siguientes años. Su informe final, publicado en la revista Science data que en el año 2010, los 192 países investigados produjeron un total de 275 millones de toneladas de desechos plásticos, de los cuales 8 millones de toneladas fueron a parar a los océanos. Jenna Jambeck, profesora de ingeniería ambiental en la Universidad de Georgia y principal autora de la investigación intenta ilustrar esta enorme cantidad ejemplificando: “"Eso representa cinco bolsas de supermercado llenas de desechos de plástico cada 30 cm a lo largo de las costas de esos 192 países que estudiamos"

La conclusión final de Jambeck es  que sin un cambio real, el efecto acumulado de esta contaminación llenará los océanos con unos 155 millones de toneladas de
plásticos de aquí a 2025.

Es aquí donde traigo a colación el documental que me ha inspirado a darle una mirada más profunda a este tema. “Plastic Planet” es un impactante documental de investigación donde el austríaco Werner Boote nos muestra cómo el plástico se ha convertido en una amenaza global. No solo es una película con una gran investigación científica por detrás si no que está diseñada para concientizar al espectador y aclarar uno de los temas más complejos de la actualidad como lo es la fabricación y utilización del plástico.

Personalmente, el montaje que más me impactó fue cuando distintas familias se dedicaban a sacar de sus casas todo lo que tenían de plástico y eran una cantidad de cosas que jamás podrías haberte imaginado, y que uno también tiene en su casa y no se percata de su efecto. No solo eso, si no que para complementar, el documental traía datos tan increíbles como que se consumen 1 millón de bolsas de plástico por minuto en todo el mundo; cada familia utiliza una media de 5,4 bolsas de un solo uso a la semana; la media de vida de una bolsa de plástico es de 12 minutos y que una vez depositada en la basura tarda entre  400 y 1000 años en descomponerse; o  como que la contaminación provocada por plástico, así como su ingestión o enredo en el cuerpo de numerosos animales es responsable de la muerte de más de 1 millón de aves y de 100.000 animales mamíferos marinos y tortugas cada año.

Por lo tanto, luego de haber visto el documental y haber hecho mi investigación personal acerca del tema, puedo concluir que la calificación del plástico como un peligro en descontrol no es más que una mera descripción de la realidad que estamos viviendo. Debemos alertarnos y tomar acción frente a este tema ya que como vemos, va en aumento de una manera brutal. Está en nuestras manos hacer consientes a los dirigentes internacionales sobre la urgencia en este aspecto, ya sea para evitar la destrucción de nuestro planeta como combatir por nuestra supervivencia como humanidad.

Bibliografía:

·         http://www.sciencemag.org/content/347/6223/768.abstract